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Una historiadora chiricana enero 26, 2008

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Sánchez Pinzón, la historiadora de Chiriquí

La escritora ha recopilado en los últimos 20 años la historia de su provincia

Raúl Oscar López
periodistas@estrelladepanama.com

El escritor, orador y político romano, Marco Tulio Cicerón (106 AC-43 AC) decía: «No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños». Afortunadamente, Chiriquí además de ser una tierra privilegiada por su clima, por sus paisajes naturales y por su productividad en el sector agrícola, también hay que anotar el trabajo valioso de su gente que se ha comprometido con dejar su legado para beneficio de todo el país y el mundo.

 
Milagros Sánchez Pinzón no pierde oportunidad para promover la lectura. / Fotos Raúl López

Y, si de aportes se habla, hay que mencionar a Milagros Sánchez Pinzón, historiadora y escritora chiricana, que en los últimos 20 años ha venido trabajando y brindando importantes contribuciones en la recopilación histórica de la provincia de Chiriquí, presentando sus obras de manera atrayente y con un lenguaje sencillo, pero con una gran profundidad y veracidad de contenido. Esta consciente que la historia se tiene que escribir y reescribir bajo el principio de la objetividad.

Desde 1989 funge como directora del semanario educativo Culturama, publicación que busca a través de su contenido ameno despertar el hábito de la lectura. Para ello, presenta notas históricas, literarias, culturales y anecdóticas.

«Te encuentras allí nuestros héroes locales, los valores de cada pueblo, los recursos naturales e información turística», explica con entusiasmo.

Esta publicación ha sido exitosa, pero no lucrativa. El costo de la misma es de 10 centavos solamente y las pocas ganancias son invertidas en promover la cultura. Sánchez reitera que lo que se busca es promover la lectura.

Culturama, según su directora a lo largo de estos 20 años de publicación, no sólo ha roto récord como la publicación regional con mayor tiempo de publicarse de manera ininterrumpida, sino que además ha permi-tido recopilar los hechos históricos.

A sus 42 años, a esta productiva chiricana le acompañan ya otras obras. A partir del año 1995, comenzó a producir su legado para las presentes y futuras generaciones. Su primera obra es Chiriquí: perfil y realidad del federalismo, la cual resultó un éxito, porque recogía la historia de la bandera y el escudo de la provincia. Las publicaciones de este texto ya se agotaron.

La idea surgió cuando Roger Patiño, uno de los promotores del movimiento federalista y propietario del semanario educativo, planteó la necesidad de documentar las acciones adoptadas por quienes compartían este pensamiento, como la expedición que se realizó a caballo hasta Panamá. Debido a la respuesta positiva de la gente antes sus primeros escritos, decidió bregar en el mundo de la historia.

Después vendría Chiriquí, Rasgos y Semblanzas, cuyo contenido incluía biografías de personajes importantes y la reseña de varios distritos de la provincia de Chiriquí, también lanzó cinco mil ejemplares de un calendario histórico, que fue bien recibido por el público.

Pero, la lista de publicaciones continúa. En las obras de Sánchez también está el El Compendio Histórico de Chiriquí, que es una referencia rápida de los principales aspectos de los distritos de la provincia como su población, clima, división política, y sitios de interés. De esta versátil obra se publican 15 mil ejemplares. A su lista también se suma Boquete, rasgos de su historia que es la obra más voluminosa que ha escrito hasta la fecha. En la misma se plasma la his-toria de este distrito en sus 472 páginas.

Sin dudar señala que por lo costoso de las publicaciones ha seguido publicando la parte histórica de otros distritos, pero de forma más condensada.

En ese nuevo formato ha publicado Alanje, esmeralda del pacifico, David, corazón del Valle de la Luna, Boquerón, donde la montaña ronca y Boquete, valle del eterno arco iris, que fue publicado tanto en español como inglés. La última obra publicada es Bugaba, el lugar de la lanza.

Actualmente, esta escritora e historiadora chiricana prepara una obra similar, pero del distrito de Dolega.

Historia de la Provincia de Chiriquí, Panamá enero 24, 2008

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RESEÑA HISTÓRICA DE CHIRIQUI

Octubre 16, 2007 – Culturama

* ETAPA PREHISPÁNICA

Antes de la llegada de los españoles, las tierras chiricanas estaban habitadas por grupos indígenas dispersos de la cultura guaymí, quienes ocupaban también Bocas del Toro y parte de Veraguas. El historiador Alberto Osorio Osorio indica, que bajo el nombre de guaymí, se agrupaban diversos grupos como los changuinas, zurias, doraces y otros. Estas agrupaciones practicaban una agricultura rudimentaria, complementada por la caza y la pesca como modos de subsistencia.

Entre estas culturas precolombinas destaca la de Barriles, cuyas producciones materiales rompen con el horizonte arqueológico del resto de la Provincia, la cual se identifica básicamente con la elaboración de objetos de cerámica monocroma y bicroma escarificada. El investigador Richard Cooke sugiere que los pobladores de Barriles pertenecen a un periodo que se extiende entre 250 a.C. y 750 d.C.

En cuanto al nombre del pueblo guaymí, aparece mencionado por primera vez, según Phillip Young, en las Crónicas, de Fernando Colón, quien hace la relación del cuarto viaje del Almirante Colón por las costas caribeñas del Istmo, en 1502.

Los aborígenes llamaban a esta región, según los cronistas españoles, “Chiriqui” o “Cherique”, vocablo que significa Valle de la Luna.

Según el historiador Ernesto J. Castillero, la primera vez que se menciona Chiriquí en un documento es en la Relación, de Gil González Dávila, quien en 1522, recorrió la costa del Pacífico de Panamá.

* ETAPA COLONIAL

De acuerdo con los informes históricos, el capitán español Gaspar de Espinosa (1440-1537) fue el descubridor, explorador y conquistador de la región chiricana, en 1519. Sus avances en Tierra Firme formaban parte del proyecto colonizador desarrollado por la corona española en el Nuevo Mundo. Espinosa era un bachiller en leyes, integrante del grupo expedicionario dirigido por Pedrarias Dávila, alcalde Mayor de la Gobernación de Castilla del Oro (Istmo de Panamá).

Se considera a Espinosa como uno de los más crueles personajes del período de colonización de estas tierras, existiendo testimonios que aseguran a verlo visto asesinar a cientos de indígenas, muchos de ellos, luego de ser sometidos a despiadadas torturas. La personalidad del descubridor de Chiriquí se identificó plenamente con el gobernador Pedrarias, quien también se caracterizó por sus acciones sanguinarias durante su administración en Panamá.

El sometimiento por la fuerza y la catequización fue un largo proceso que llevó a la integración y absorción de algunos grupos indígenas por la cultura occidental. Algunos desaparecieron y otros retrocedieron a las zonas montañosas, más inaccesibles para los conquistadores.

Las condiciones para la existencia presentaban algunas ventajas en las llanuras chiricanas, situación aprovechada por los españoles para establecer sus asentamientos. Este hecho provocó la asimilación cultural de varios pueblos indígenas y, en consecuencia, el cruce racial que a la larga originaria la aparición de una población mestiza cuyos descendientes (con el posterior aporte negro) constituyen básicamente las raíces del actual hombre chiricano.

Durante este proceso de colonización y aculturación, surgieron los poblados coloniales en Chiriquí, tales como: Remedios (1589), Alanje (1591), David (1602- 1721), San Félix (1606-1607), Tolé, (1621), San Lorenzo (1623), Dolega (1637-1671), Gualaca (1766-1812), Boquerón (1767?) y Bugaba (1794). En algunos casos aparecen diferentes años de fundación, ya que los historiadores aportan diferentes fechas, no obstante esta divergencia, no se elimina la circunstancia de que estos pueblos surgieron durante la época del avance hispánico y que su evolución, expansión y crecimiento conformarían, con el correr del tiempo, a la provincia de Chiriquí.
* ETAPA DE LA UNION A COLOMBIA

En 1822, después de su incorporación a Colombia, Panamá fue llamada por el gobierno colombiano: Departamento del Istmo. En 1824, éste fue dividido en dos provincias: Panamá y Veraguas. Esta última, incluía lo que es hoy Bocas del Toro y Chiriquí.

En 1822, el cantón de Alanje, que incluía a Chiriquí, se extendía hasta Bocas del Toro y tenía por cabecera a la población de Alanje. Sin embargo, el 26 de enero de 1837, la cabecera del mencionado cantón fue trasladada por decreto oficial del gobierno neogranadino a la Villa de David.

El 26 de mayo de 1849, gracias a los esfuerzos del senador panameño José de Obaldía Orejuela, la provincia de Veraguas fue dividida por un decreto del Congreso de Colombia (Nueva Granada) en dos provincias: Veraguas y Chiriquí. La nueva entidad administrativa se extendía hasta Bocas del Toro, que pasó a ser, a partir de abril de 1850, cantón de Chiriquí. El primer gobernador de la nueva provincia fue Pablo Arosemena de la Barrera.

De 1855 a 1886, por los esfuerzos autonomistas de Justo Arosemena, el istmo de Panamá logró convertirse en el Estado Federal de Panamá; sin embargo, esta condición sólo fue nominal, pues el gobierno central colombiano continuó su intervención en los asuntos locales.

En 1860, Colombia entró en guerra civil, causada por el general Tomás Cipriano Mosquera, gobernador del estado del Cauca, al rebelarse contra el gobierno federal. Los panameños, tratando de mantener al Istmo alejado de las luchas intestinas colombianas, manifestaron sus deseos de independencia. Así quedó consignado en las Actas de David y Santiago.

El Acta de David fue redactada, el 31 de marzo de 1861, por José de Obaldía y expresa, en su parte resolutoria, el deseo de los chiricanos para que el Istmo fuera un estado independiente, pero ello habría de esperar cuatro décadas más.

En la segunda mitad del siglo XIX, se produjeron en Chiriquí algunos levantamientos armados que desestabilizaron políticamente al Istmo.

En 1866, brotó un movimiento armado en Dolega, al mando de Arístides de Obaldía. Los insurrectos dolegueños, conocidos como “los guaraperos” apoyaban al autoproclamado Jefe de Estado, Santiago Agnew. Los chiricanos avanzaron en franca rebeldía hacia Santiago de Veraguas, donde fueron derrotados.

En marzo de 1868, se alzó en David el coronel Nepomuceno Herrera contra el gobierno nacional. El movimiento fue abortado y los rebeldes trasladados a Panamá.

Al despuntar el siglo XX, la Guerra de los Mil Días estremeció al Istmo. Los panameños estancados y decepcionados por las miserias causadas por el centralismo del gobierno colombiano, se levantaron en armas cuando las luchas civiles se extendieron a Panamá.

El 31 de marzo de 1900, un pequeño ejército de unos ciento cincuenta hombres comandados por el doctor Belisario Porras y el general Emiliano Herrera, invadieron el territorio panameño. Procedentes de Nicaragua, los insurgentes navegaron hasta Punta Burica (hoy distrito del Barú) donde desembarcaron.

El 4 de abril de 1900, después de varias horas de batalla en la ciudad de David, tropas conservadoras del gobierno cayeron ante los rebeldes. Los insurrectos liberales avanzaron hacia Panamá donde serían derrotados.

El 2 de marzo de 1902, el coronel Manuel Quintero Villarreal dirigió un grupo revolucionario que se enfrentó a los conservadores en San Pablo, derrotándolos.

En noviembre de 1902, se firmó la paz entre conservadores y liberales a bordo del acorazado estadounidense Wisconsin.

El 4 de noviembre de 1903, el alcalde de Horconcitos, Wenceslao Alvarez comunicó con alborozo a la población de su comunidad los sucesos separatistas ocurridos en Panamá. La noche de ese día se proclamó la independencia y le tocó así a los “coqueños” ser los primeros chiricanos en declararse a favor de la emancipación panameña de Colombia.

* ETAPA REPUBLICANA

Las condiciones precarias en las que se encontraba Panamá al nacer a la vida independiente eran en gran parte el reflejo de una herencia histórica sembrada por el centralismo español y después por el colombiano.

La economía, la educación, la salud, las infraestructuras y otras actividades y servicios eran deplorables. Según el historiador Carlos M. Gasteazoro “eran más que nada una herencia colombiana”.

De 1916 a 1949, un elemento de comunicación de vital importancia en Chiriquí fue el Ferrocarril Nacional, concebido por el estadista Belisario Porras para acelerar la explotación y comercialización de los productos agrícolas de prometedoras regiones. Esta vía férrea se extendía a través de 165 kilómetros, uniendo Pedregal, David, Potrerillos, Boquete, La Concepción, San Andrés, Progreso y Puerto Armuelles.

En los primeros años de la República, también era relevante para la comunicación, la navegación aérea. Para ello, se instalaron aeropuertos en David, Divalá (1918), Volcán, Puerto Armuelles y San Félix, desde los cuales pequeñas avionetas trasladaban productos y pasajeros, ante la falta de vías terrestres adecuadas. La Carretera Nacional también jugó su papel desde 1930 hasta 1967, cuando se inauguró la carretera Interamericana.

En los primeros años de vida existían pocos planteles de enseñanza y éstos básicamente se ubicaban en el distrito capital: la Escuela Número 1, transformada en República del Brasil (1932), Escuela de Doleguita (1915), Colegio Panamericano (1927), Escuela de Francia (1931) y la Escuela Antonio José de Sucre (1942). Existían otros centros, como las escuelas de La Concepción (1936) y Puerto Armuelles (1938). La Escuela Normal Rural de David, que abrió sus puertas en 1924, concentró a una gran cantidad de estudiantes procedentes de casi todos los distritos. Este centro se transformó en 1945 en el Colegio Félix Olivares C.

El Colegio Nuestra Señora de los Angeles, fundado en 1936 y el Primer Ciclo de La Concepción, en 1946, también jugaron un papel importante en la educación secundaria de los jóvenes chiricanos hasta mediados del siglo XX.

Después de celebrados los cien años de creación de Chiriquí, en 1949, comenzaron a surgir otras instituciones, como los primeros ciclos de Boquete (1959), Remedios (1961), Progreso (1966), Volcán (1966), Dolega (1972), Gualaca (1975) y Manaca (1982), que permitieron el acceso de un mayor número de personas a la instrucción oficial. La primera escuela de la zona indígena se estableció en 1958 en Alto Caballero.

En el ámbito universitario el caso es diferente, ya que en Chiriquí no existieron centros de esta clase hasta 1961, cuando se creó una extensión de la Universidad de Panamá (transformada en Universidad Autónoma desde 1995). Desde los años setenta, las cifras de población universitaria en Chiriquí han aumentado debido a que han ido proliferando los centros educativos superiores. En 1973 se creó la Universidad Santa María la Antigua, extensión de Chiriquí; en 1979, la Universidad Tecnológica; en 1992, surgieron la Universidad Latina y la Universidad del Istmo; en 1997, Columbus University y más recientemente, abrieron sus puertas las universidades de La Paz, UNIEDPA, UDELAS, ISAE, Cartago, de La Paz, entre otras.

Las instituciones médicas en Chiriquí se circunscribían desde principios de siglo y hasta 1934 al Hospital de la Caridad en el Barrio Bolívar, éste fue eliminado para dar paso al Hospital José Domingo de Obaldía. En la década siguiente, en 1944 específicamente, surgió la primera clínica hospital privada de la provincia, la González Ruiz, que también vino a llenar un enorme vacío en el servicio médico particular.

Desde 1962, la atención médica en el nivel provincial, ha aumentó con la creación de la Policlínica de David, la de Boquete (1964), los Hospitales Dionisio Arrocha, en Puerto Armuelles, (1972), el Rafael Hernández, en David (1974) y el de San Félix (reinaugurado en 2007). Sin embargo, todavía representan pocas instituciones sanitarias para una población en aumento.

Chiriquí ha sido la cuna de variados órganos de comunicación. Desde el siglo XIX vio nacer La Tira y La Unión (de los hermanos Calancha), EL Noticioso y Chiriquí (de Maximiliano Müller De Puy) y ya en la era republicana, circuló El Mosquito (1910), El Fumigador (1910), El Imparcial (1932), Adelante (1932), Renovación (años 40), El León (1942), Ecos del Valle (en sus versiones de 1916, 1923 y 1945) y La Razón (1946); éstas dos, las últimas publicaciones diarias que ha tenido la provincia por más de veinte años, ya que se ensayó con el diario Hoy, en los años noventa, pero sobrevivió unos cuantos meses. Desde entonces, han salido otras revistas, quincenarios y semanarios, pero de esporádica vigencia (Acontecer Chiricano, Opinión, Provincias). En 1999, sólo permanecían en el medio: el semanario educativo Culturama (1988), la revista mensual Cumbre (1994) y el quincenario El Universal (1998).

Vinculados a los medios informativos, resulta de importancia destacar el papel de la radio en Chiriquí, que hace su aparición de manera comercial con La Voz del Barú (1946) y continúa con Radio David, Ondas Chiricanas (1948) y Radio Centenario (1949). En los últimos cincuenta años la emisora con más arraigo y proyección en la vida provincial ha sido Radio Chiriquí, fundada en 1970 por Manuel Ramón Guerra. En 2000, existían veintiún estaciones de radio en Chiriquí, ubicadas tanto en David, como en La Concepción, Barú y la zona indígena (Radio Baha’í).

Chiriquí no contó en sus primeros cien años de vida provincial, con una televisora local. Fue en 1964 cuando apareció Tele Barú, Canal 10, gestada por Rubén D. Samudio, pero que tuvo una efímera vida, pues cerró en 1967. En 1960 llegó la señal de RPC Canal 4 y posteriormente, llegaron otros canales desde la ciudad de Panamá. En 1996, sin embargo, Chiriquí vuelve a tener su propia televisora al iniciar sus transmisiones TVN Chiriquí, aunque también cerró años después.

El pueblo chiricano ha tenido varios centros de recreación. El Club David, fundado en 1917, para sus eventos más elegantes; los teatros Novedades (años de 1910), Edén, Yara (años 20), Imperial (años 30 y 40), Alcázar, Cumbre en Boquete (1944), Gualaca (1946), Universal, en La Concepción y Barú; los salones del Hotel Nacional (1946), las ferias regionales Chiriquí (comenzadas, en 1938, por los Caballeros del Barú, una agrupación cívica), los hipódromos El Cabrero (1947) y La Primavera (1948) y las plazas de toro. Pocos de estos lugares permanecen y los otros han desaparecido para permitir el surgimiento de nuevas formas de entretenimiento, caracterizadas principalmente por la aplicación y el desarrollo de la tecnología que ha avanzado tanto en los últimos cincuenta años que ha moldeado una personalidad diferente a la ciudad de David y a la provincia en general.

Fuente: Culturama: http://www.semanarioculturama.com/2007/10/16/resena-historica-de-chiriqui/

Consulte además:

Historia del inicio de la bananeras en Puerto Armuelles