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La Verdad no Contada sobre las Bananeras de Puerto Armuelles octubre 23, 2012

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La Verdad no Contada sobre las Bananeras de Puerto Armuelles

Es un video documental que sintetiza la historia de las bananeras desde 1927 hasta el 2011.

Instamos a todos a documentarse con el material audivisual producido por la Universidad de Panamá a través del Grupo de Cine Universitario (GECU).

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La Verdad no Contada sobre las Bananeras de Puerto Armuelles (Video completo)

Los fantasmas de Puerto Armuelles septiembre 17, 2009

Posted by BPP in Bananeras, Barú, Charco Azul, Puerto Armuelles.
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Este muelle por donde salían millones de cajas de banano hacia el mundo, hoy es una ruina al borde del derrumbe.

TRAGEDIA EN LAS BANANERAS

Los fantasmas de Puerto Armuelles

CARLOS ATENCIO/GUIDO BILBAO | UNIDAD DE INVESTIGACIÓN

La Estrella de Panamá (14 de septiembre de 2009)

Lo que nunca se dijo sobre las consecuencias sociales de la fumigación en las bananeras: cáncer, esterilidad, ceguera y malformaciones. Una historia perturbadora que evidencia, sobre todo, la ausencia del Estado
CHIRIQUÍ. Puerto Armuelles es ahora un lugar de sombras. Brilla el sol más caliente de este país tropical, pero así y todo, la sensación es de oscuridad, de fría decadencia. La fiebre del oro verde bajó, es cosa del pasado y, de lo que fue, sólo quedan los recuerdos.

La realidad mezcla el desempleo, la marginalidad y la desesperanza. Las personas salen de las casas únicamente para comprar alimentos y para ir al médico. Los enfermos se cuentan a montones. La sensación, en la calle, es la de una sala de espera de hospital.

Este pueblo, a 530 kilómetros de la ciudad capital, es protagonista de un drama colectivo que duerme el sueño de los justos: miles de obreros y sus familias fueron expuestos a agroquímicos altamente tóxicos durante el boom bananero. Años y años en los que ellos mismos, sin saberlo, regaban la muerte sobre sus campos, sus casas y sobre ellos mismos. Ahora, en pleno siglo XXI, recogen el fruto menos deseado: Las flores de la muerte.

LA PESTE

Los afectados, por lo general obreros de las bananeras y sus familiares, llevan una lucha legal de trece años. Buscan que la empresa responsable, la trasnacional Chiquita Brands, pague por lo que aquí se define como un “crimen en masa” o “bombas por hectáreas” o, como prefieren los médicos, “envenenamiento”. Chiquita tenía 18 fincas que rentaban al Estado panameño por un canon mensual de 700 mil dólares. Los afectados buscan que les paguen los tratamientos médicos y también indemnizaciones, interpusieron una demanda ante el juez Mario Juárez, del Circuito Octavo del Ramo Civil de Chiriquí que supera los 42 millones de dólares. Agustín Obando, uno de los demandantes, dice que a la justicia no le tiene ninguna fe.

Este hombre que tiene 55 años pero aparenta muchos más, trabajó durante algunos meses manipulando y realizando el trabajo de fumigar las plantaciones. Roció DBCP o Nemagón. El Estado panameño permitía el uso de este tóxico que apareció en Estados Unidos hacia fines del siglo XIX. Tan viejo como la sustancia son los estudios toxicológicos de los doctores Ted Torkelson, de la empresa Dow Chemical y Charles Hines, de la Universidad de California, que hablan de los daños irreversibles en la salud. En Estados Unidos, está prohibido desde principios del Siglo XX. El Nemagón es altamente persistente y se filtra en los mantos acuíferos donde permanece hasta por 200 años. Los médicos hicieron pruebas con ratas. Demostraron que luego del contacto con dosis bajas de Nemagón tenían crecimiento retardado, daños en los pulmones y riñones y reducción en los testículos. Dosis altas o prolongadas en el tiempo, los reducían a la mitad provocando al esterilidad. Y que en los humanos las consecuencias eran similares. Según reportes de la Red de Acción en Plagicidas y sus Alternativas para América Latina (RAP-AL) en Centroamérica hay unos 26 mil trabajadores estériles a causa de la exposición a estas sustancias.

Cuando Obando entró a Chiquita Brands no sabía nada de esto. Sentía que estaba dando un paso importante en su vida. Finalmente iba a poder estar tranquilo y mantener a su hijo de meses de nacido. Corría el año 76. Obando acaba de cumplir 23.

Al ingresar a la compañía, le hicieron exámenes físicos. Le dijeron que era fuerte como un toro y lo mandaron a fumigar.

Tenía contacto diario con las sustancias tóxicas sin ningún tipo de cuidado ni entrenamiento para su manejo. A los cinco meses renunció. “No aguanté más, me fui porque me sentía mal, con mareos, dolor de cabeza, vómitos y muchas veces quedaba viendo oscurito, cocuyito, me daban convulsiones. Pero yo cometí una tontería de no ir al hospital ni nada de eso. Lo más sencillo fue salirme del trabajo. Pero ya era tarde. De ahí en adelante vinieron mis problemas”. Fueron cinco meses que cambiaron su vida para siempre y que, treinta tres años después, siguen presentes, enturbiándole la vida. Obando entre otras cosas, se volvió esteril y con el tiempo perdió la visión.

Agustín vive sin ver, preso de la ceguera y rodeado de pobreza: dos sofás despellejados, un fogón de leña en el patio, ropa amontonada sobre el otro sillón. Cuenta que la enfermedad le vino de menos a menos, hasta quedar encarcela’o en un ranchito. “Un tipo con las calamidades que yo tengo.. ¿a qué puede aspirar? Hasta la mujer se me fue porque no podía hacer nada”.

El único hijo que tuvo nació un año antes de ingresar a la bananera. “De ahí para acá hasta de engendrar me privaron”, se lamenta. Esto lo comprendió muchos años después por comentarios similares de otros obreros de las fincas, todos preocupados y sin saber porque la infertilidad cundía.

Agustín, desde el pozo de su ceguera y con dos gatos como únicos aliados en esta batalla, culpa al Estado. Lo peor de todo, dice, “es que no hay quien, no hay gobierno, no hay autoridades, no hay amigos, no hay hermanos, no hay nadie que se presente aquí y diga esta es mi mano salvadora. ¡Naaaadie! A veces solamente la fe ciega en Dios me tiene en pie, así como lo oye. Los ciegos envenenados no tenemos presidente, no tenemos patria, no somos hijos de esta patria”, explica con la virulencia de un hombre que no denuncia sino que describe su verdad.

Pese a las prohibiciones de uso en el país fabricante, el gobierno panameño permitía que se rociaran las 3 mil hectáreas sembradas de bananos con químicos como el Nemagón y el Fumazone, dos sustancias que a finales de los 60 hacían estragos en las plantaciones de República Dominicana, Costa Rica, Perú, Honduras, Nicaragua, Ecuador y Filipinas. En Panamá, según el ex defensor del Pueblo, Ítalo Antinori, esas sustancias se utilizaron hasta entrados los años 90.

LAS TRES CAMISAS

José Vega no está muerto, pero pasa sus horas en el cementerio. Remienda tumbas. Allí, a la sombra de un árbol, repite su historia que en Puerto Armuelles parece la historia de todos. Cuando tenía 15 años ingresó al campo bananero a trabajar los tres meses de vacaciones.

Empezó como barredor que pasó de oficina en oficina hasta aprender todos los trabajos de la empresa. Al final fue encargado de la oficina de Seguridad y Riesgo Laboral.

“Quizás yo tenga algo de químicos en el cuerpo, por la inhalación en 30 años”, dice, pero lo que lo salvó fue un puñado de lecturas.

Mientras que los miles de trabajadores sudaban en las plantaciones, él se interesaba por conocer más de los tóxicos. Supo temprano que todos los químicos que no usaban en Estados Unidos los regaban acá. Levanta la vista, mira el sin fin de cruces, tumbas y gallotes, y luego taconea el piso: “aquí, bajo esta tierra, hay miles de panameños que fueron desbaratados por los tóxicos. Y no importa a nadie. Me tocó ver cientos de casos de enfermos con dolor de cabeza, debilidad, problemas respiratorios, visión borrosa, vómitos, fibrilación de los músculos. La gente decía dale leche, bebe leche, no se tiene que ir al médico”.

Cuarenta años después reconoce que se jugaba con la salud de las personas. La empresa plantaba barreras de árboles ficus y papos a la vera de los caminos, afluentes de agua, y lugares poblados para mitigar el efecto de los vuelos de la muerte. “Cuando uno entraba al bananal le pegaba fuerte en la nariz, pero teníamos que trabajar así lastimosamente”, se lamenta Vega.

Pero no solamente los obreros se bañaban en Nemagón. Vega, que lleva tres camisas para protección hasta cuando sale al parque, recuerda que en Chiquita luego de poner los fertilizantes a los plantones, se regaban para la sigatoka: un insecto que vuela hasta 10 pies de altura. Usaban Ditane, un tóxico que también ponía a temblar a los obreros. También se regó Bravo, pero por ser muy tóxico se cambió, aunque todavía sigue en Honduras, Guatemala y parte de Costa Rica.

A ciencia cierta no se puede decir cuántos son los panameños afectados. Y las muertes que ya nadie investigará seguramente superan las del escándalo de envenenamiento con dietilenglicol. Sí se sabe, que el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) obliga al Estado a que garantice a los trabajadores que no sean sometidos a condiciones de trabajo peligrosas para su salud, como la exposición a plagicidas u otras sustancias químicas.

LO QUE MÁS DUELE

Félix Antonio Ríos, es otro de los fumigados de Chiquita Brands. Vive en Progreso, en una casa rodeada de árboles frutales. En una esquina tiene un rancho, donde pasa la mayor parte del tiempo. En ese aposento tiene mesa, silla y butacas. Sobre la mesa hay un maletín de profesor. Habla como si se le atragantaran las palabras.

Lo primero que dice es que se siente culpable de la muerte de su hijo Roberto, de 24 años, de un cáncer en los testículos, cuando era estudiante de la Universidad de Panamá. Aunque le dicen que no se lo tome de esa forma, que no tiene razón, siente que así como le dio la vida a su hijo, también le regó los problemas.

Ríos ingresó con 22 años a las bananeras y fue liquidado a los 51. A simple vista es un hombre saludable, fuerte, pero por dentro lleva un historial clínico que “vuelve loco a cualquiera. A mí me preguntó un gobernador: ¿pero tú qué es lo que no tienes? Yo le dije: yo no quisiera que usted tuviera lo que yo tengo. Desde 1972 me trato por los agroquímicos, pondiéndome vacunas toda las semanas. A mí me pueden dar un millón de dólares y no me compensan los sufrimientos”.

Ríos, hay veces que no puede estar acostado. Ni sentado. Ni parado. Ni puede respirar. “La compañía sabía lo que estaba haciendo porque yo trabajé en el departamento de materiales y ahí fue donde me di cuenta de la clase de canallada que habían hecho con los trabajadores. Se regaba el Fumazone y Nemagón, dos tóxicos que inhalarlo es venenoso, el contacto con la piel es venenoso, la ingesta era sumamente venenoso. Ellos no tomaron las precauciones porque nosotros valíamos muy poco para ellos”.

El trabajo cotidiano funcionaba como cualquier otro. Les decían qué tenían que hacer y ellos lo hacían. Aplicaban las sustancias cinco horas consecutivas, todos los días. Era demasiado cinco horas. La gente la pasaba muy mal, pero en la cadena de producción se ahorraban costos. “Aquí el perjudicado no solamente era el que trabajaba: la persona que lavaba mi ropa y mis hijos que me agarraban cuando yo llegaba contaminado también. Y yo sé también que fui de los que aplicó veneno a la gente. Usted no se imagina lo que eso hace sufrir a uno. Yo fumigaba y a mi hijo Roberto le salió un cáncer”.

Félix, como la mayoría en Puerto Armuelles, se siente abandonado por la ley. Recuerda que cuando entró, el primer examen que le hicieron fue el de la próstata y si lo dejaron trabajar era porque estaba sano. Pero cuando le dieron la patadita y lo echaron, se queja de que nadie se fijó cómo él salía y así pasó con todos los trabajadores.

“Fuimos a la Asamblea en el 2003, hablamos con medio mundo, fuimos traicionados por una persona que negoció nuestras dolencias. Yo no quiero lástima, yo quiero que sean justos. Si a mí, pasado mañana, me dicen que no me toca nada, lo aceptaré porque hay personas más dañadas que yo”.

Como el caso de María Cubillas. Ella es una de las pocas mujeres que se permite hablar sobre el tema, pero antes pone algunas condiciones: que no le tomen fotos ni se le pida bajarse del taxi en el que ha llegado hasta Progreso para esta entrevista, que se realiza adentro del auto. Estamos estacionados frente a un billar en penumbra de donde salen mucho ruido.

SIN SALIDA

Es triste pero es así: la mujer recuerda y llora. Habla con un tono de voz bajito y cortado, que no le va su cuerpo. María es una mujer grande, sin residuos de juventud y la piel rayada por la dermatitis. Así, entre susurros, cuenta que una mañana ella apareció en una finca bananera con cuatro hijas en busca de trabajo y techo. Las dos cosas fueron fáciles de conseguir. Guiada por el deseo de tirar para adelante, por las hijas, firmó su contrato de trabajo. Nunca imaginó que esa decisión acabaría con dos de sus hijas antes de cumplir los 12 y que ella terminaría con asma crónico.

“Ellos trajeron a las bananeras el DBCP o Nemagón, un químico que no se usaba en Estados Unidos y que usaron acá y ese químico le provocó esterilidad a los trabajadores, eso fue lo que dio al traste con los obreros”.

Las tragedias de María son tres. Cuando murió la primera niña, de doce años, de un cáncer, hasta los médicos se extrañaron. María pensaba que la gente que moría de esa enfermedad eran viejos, no niños. Años más tarde murió su segunda hija. De asma. Como la niña estaba en primer año, ella pensaba que era la madrugada lo que le hacía mal, levantarse tan temprano, la brisa fresca del amanecer. El día que le dio la crisis no llegó a tiempo al hospital. Después de la muerte de las niñas María quedó como atontada, fuera del mundo, en medio de una penitencia inhumana. Siguió empacando parte de los 40 millones de cajas de banano que exportaba la empresa cada año. ¿Qué iba a hacer? Cuando su salud se quebró del todo, vino la pelea para que la pensionaran por un cuadro clínico de asma ocupacional. “La empresa quería doblarle el brazo a todo el mundo para no pagar. Al final los médicos se pusieron duros y me pensionaron”.

Antes de emprender el camino de regreso —sin nunca bajarse del carro—, María explica las razones de sus cuidados al hablar. Dice que esto podría dañar el proceso legal, que parece empezar a desperezarse. En agosto pasado la justicia culminó pruebas clínicas a más de 550 afectados.

Parece extraño: el país con mayor crecimiento económico de la región, que se abre a la ampliación del Canal y a la construcción del metro guarda en lo más profundo de su interior heridas que no cicatrizan. Muchos aquí se sienten fantasmas. Invisibles. Olvidados. Sin nadie a quien reclamar y con el cuerpo partido. Hombres, mujeres y niños panameños, quienes han cargado la cruz de la enfermedad a sus espaldas y de por vida. Son los fumigados. Sí, aquí, en el puente del mundo y corazón del Universo.

CHIQUITA Y VENENOSA

La United Fruit Company comenzó sus operaciones en la provincia de Bocas del Toro en el año 1899, nueve años más tarde que la Snyder Banana Co. iniciase la historia del banano en la provincia. Tras abandonar las plantaciones en Bocas, compró tierras aptas para la producción de banano en la región de Chiriquí (1923 y 1926). La compañía quería utilizar el trazado del Ferrocarril Nacional de Chiriquí —finalizado en 1927— desde Puerto Armuelles (PA) y conformar una unidad de explotación bananera sobre la región fronteriza, que enfrentaba a Costa Rica con Panamá en el plano político y económico, buscaban por el contrato bananero con la UFCo. En 1927 la empresa firmó una concesión por treinta años con Panamá para cultivar banano en el área de Chiriquí, formandose la División de Puerto Armuelles (PA), que ha variado de nombre.

CARLOS ATENCIO

El exilio inevitable

Entre 1990 y el 2000, Puerto Armuelles redujo su población a la mitad; mientras en 1990 vivían 46,093 personas, en el 2000, disminuyó a 22,075. La tragedia se consumaría para el 2020, en esa fecha, quizá, desaparezca la población.

Nuevas fotos de Puerto Armuelles 2009 septiembre 12, 2009

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Nuevas fotos de Puerto Armuelles

Nuestros amigos de Skyscrypercity han colgado en su página fotos de aficionado de Puerto Armuelles. Esperemos que las disfruten también.

Sería buena idea que el Municipio de Barú o laempresa privada a través de un patronato, financie un levantamiento completo de la historia y la vida actual del distrito de Barú. Esto incluye el rescate de fotos antiguas y actuales de Puerto Armuelles y otras comunidades que forman parte de este distrito.  Creemos que los miles de porteños que tanto aman a su tierra puede aportar para el inicio de esta obra. Quizás un Centro Cultural que incluya museo, teatro y bibliotecas sería una mejor opción.

Todo lo que se tiene en la red es aficionado, pero se requiere algo más formal y actualizado.  Eso sí no debe ser parte de la página de la gestión municipal, sino independiente.

Por supuesto que Barú también necesita tener prontamente un museo para rescatar parte de la historia que también se pierde muy rápidamente.

Bahía de Charco Azul con el Puerto de Petroterminales de Panamá.  Nótese que el barco pareciera estar varada en la playa! En realidad se trata de una fosa marina que inicia muy cercano a la costa en este sector de la Península de Burica.  Las aguas que rodean a la Península de Burica son aguas profundas por efecto de la subducción de la Placa de Cocos en la Placa tectónica del Caribe.

Bahía de Charco Azul con el Puerto de Petroterminales de Panamá. Nótese que el barco pareciera estar varada en la playa! En realidad se trata de una fosa marina que inicia muy cercano a la costa en este sector de la Península de Burica. Las aguas que rodean a la Península de Burica son aguas profundas por efecto de la subducción de la Placa de Cocos en la Placa tectónica del Caribe. Foto: Wikipedia

Puerto Armuelles en enero de 2009 enero 5, 2009

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Puerto Armuelles necesita ser rescatado

A continuación verán una serie de fotos del centro de Puerto Armuelles para el registro histórico de las condiciones de este poblado urbano de la Provincia de Chiriquí a inicios del año 2009. Urge rescatar a Puerto Armuelles con un plan integral de desarrollo para recuperar su patrimonio social, urbanístico, cultural, histórico y natural.  Puerto Armuelles necesita de un modelo de desarrollo que sea ejemplo para el país.

Conocer lo que ha pasado es importante, para comprender una serie encadenada de hechos que llevaron la economía de Puerto Armuelles al suelo.  La primera fue la pérdida del Ferrocarril Nacional de Chiriquí, décadas previo a la caída de la industria del banano.  Por supuesto que la presencia de monocultivos es la principal razón de la debacle, al ser una economía dependiente a rubros como el banano.  Una economía diversificada es la única opción que le queda al distrito del Barú. Sus principales recursos son el mar, el suelo, su gente y por supuesto su belleza natural de bosques antiquísimos en las montanas, bosques urbanos al norte de la ciudad, fauna terrestre de especies únicas en el país, además de costas y playas.

Por qué se perdió la línea férrea y la servidumbre del mismo.  Para que puede servir un ferrocarril hoy?  Hoy sería la mejor manera de llevar un nuevo turismo a Puerto Armuelles . La rehabilitación del Ferrocarril de Chiriquí desde Boquete hasta Puerto Armuelles para que sea, lo que fue una obra magnífica del Dr. Porras, y que nadie supo valorar  en Chiriquí.  Hoy para quien no sea visionario suena como si fuese un plan ambicioso. Lo que sin duda podemos decir es que parece mentira que los baruenses y chiricanos en general hayan dejado perder  una obra maestra de la ingeniería ferroviaria: el Ferrocarril de Chiriquí.

Hoy Puerto Armuelles es el fantasma que es, en parte a la falta de diversificación de su economía y eso se dió cuando nunca se priorizó el turismo, ni ningún otro conjunto de actividades económicas dentro de un modelo de desarrollo integral de una región.

Puerto Armuelles requiere que sus hijos se conviertan en héroes que lo saquen entre todos los porteños adelante con un PLAN MARSHALL de desarrollo.

Mejorar Puerto es mejorar a Chiriquí y el país.  De eso no habría la menor duda.

Fotos:  Cortesía de A. Rodríguez Vargas

Cuando se acaben las bananeras en Barú enero 4, 2009

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Cuando el banano se agote en Barú

La economía del distrito de Barú no es ni la sombra de lo que era hace décadas. Se están desarrollando otras actividades económicas, pero la región aún no despega.

MELISSA NOVOA Y FLOR BOCHAREL
mf@prensa.com

En el distrito de Barú se le llamaba el “oro verde”. Durante las últimas nueve décadas el banano fue para los pobladores de esa región sinónimo de bonanza.

La actividad llegó a generar 10 mil puestos de trabajo y hubo un fuerte movimiento migratorio al área para poder gozar de esa prosperidad. Pero hoy ese libro se está cerrando.

Nidia Medina, la gerente interventora de la Cooperativa de Servicios Múltiples de la Puerto Armuelles Fruit Company (Coosemupar), admite que para lograr la sostenibilidad financiera de la empresa es necesario aplicar líneas de acción para continuar con la operatividad.

En este caso reducir los gastos administrativos, eliminar personal que está empleado en calidad de “servicios profesionales” y cesar a los trabajadores con un alto porcentaje de ausentismo.

Según Medina -que asumió el cargo el 11 de julio de 2008- es necesario disminuir los costos operativos y mejorar las plantaciones.

A un millón 900 mil dólares mensuales ascienden los costos operativos de la empresa bananera (Ver cuadro: Gastos operativos) y a 830 mil dólares el pago de la planilla a los trabajadores por mes.

Ni las ganancias que genera la venta del banano -que son de un millón 500 mil dólares al mes- son suficientes para cubrir la operación.

Además por falta de liquidez se dejó de aplicar fertilizantes e insecticidas a las tres mil hectáreas de producción de banano, y si bien se comercializó la mitad de la producción a la empresa italiana Centro de Distribución Toscana, hubo reclamos por la fruta vendida.

Medina cuenta que cuando ocupó esta posición encontró “altísimas” cuentas por pagar, así como cuentas por cobrar de dimensiones similares. “Las cuentas reflejaban un sobregiro de un millón de dólares”, dice.

La gerente interventora de Coosemupar espera que con las medidas que está adoptando las finanzas mejoren en el primer semestre de 2009. Una tarea que reconoce titánica, pero que no resulta imposible.

En la actualidad trabajadores y administrativos de Coosemupar junto al Gobierno están barajando cuatro alternativas para solucionar su situación financiera: buscar inversionistas para asociarlos a la actividad, crear una empresa mixta, que el Gobierno continúe respaldando a la empresa si esta se reestructura o en última instancia, liquidar al personal y cerrar la empresa.

“Esta sería la última opción a tomar”, piensa Medina.

Alternativas al desempleo

“La situación está muy dura”. Así describe el alcalde Franklin Valdés lo que está pasando en el distrito de Barú.

La falta de fuentes de empleo en el lugar ha revertido la bonanza que vivía el área desde hace décadas. Ahora las personas no migran al distrito sino al contrario, están desplazándose hacia otros lugares para mejorar su calidad de vida.

A juicio de Valdés las otras actividades económicas que se están desarrollando, como la de la producción de palma aceitera y la de la zona franca de Barú aportarían puestos de empleo en la región, pero no en grandes cantidades como lo ha hecho la producción de banano.

Y aunque el Gobierno asegura que la tasa de desempleo en el distrito es de 30%, el funcionario opina que esta cifra es mucho más alta. “Hay un 60% de desempleo”, afirma.

Para intentar reactivar la economía del lugar, en octubre el Consejo de Gabinete aprobó la resolución número 185, en la cual se autoriza bajo la modalidad de financiamiento no reembolsable un fideicomiso para el Programa de la Competitividad Agropecuaria, dirigido a los residentes del distrito de Barú.

El Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida) es el que se encargará de celebrar convenios con las cooperativas para que utilicen estos recursos en capacitación y en el financiamiento de actividades productivas.

Pero para implementar el fideicomiso se establecerá un consejo de desarrollo territorial público-privado en el distrito de Barú que presentará al Mida un plan de proyectos productivos que reactiven la economía de la región.

¿La esperanza del Barú?

A la zona franca y la producción de palma aceitera -actividades económicas que generan empleo en Barú- se le une la posibilidad de que allí se desarrolle una refinería que podría emplear a 6 mil personas.

Ha pasado un año desde que la empresa Qatar Petroleum y Occidental Petroleum contrataran a la empresa Foster Wheeler para realizar un estudio que determinara la configuración modular de la planta, información sobre los requerimientos de infraestructura del área y de mano de obra, así como el costo preciso de la construcción de la refinería, cuya capacidad de refinamiento sería de alrededor de 350 mil barriles de crudo diario.

Si bien se preveía que el estudio fuera entregado en agosto de este año, una nota emitida por el Ministerio de Comercio e Industrias (Mici) destaca que es posible que esta segunda fase del estudio se extienda más allá del término previsto en el memorando de entendimiento firmado entre el Gobierno y las empresas debido a que los cambios que se han dado en el mercado internacional, inciden y deben considerarse en este tipo de análisis.

Mientras se define si en Panamá se desarrollará esta refinería, otras actividades económicas tratan de cubrir el vacío que están dejando las bananeras.

La Zona Franca de Barú es una de ellas. Si bien por ella ya han pasado tres gerentes, y ha tomado más de cinco años que esta comience a tomar forma, su actual y cuarto gerente, Karim Gozaine, comenta que la situación pinta mejor.

Hasta ahora hay 10 empresas bajo el régimen de zona franca que podrían generar este año 30 millones de dólares en ventas.

Su estrategia ha sido enfocarse en atraer tiendas libre de impuesto (duty free) y aunque quisiera duplicar el número de estas, Gozaine dice que el mayor obstáculo para que se cumpla este objetivo es la falta de una infraestructura portuaria adecuada que facilite el movimiento de contenedores y barcos en el área.

Con la administración de la zona franca se ha contactado a empresas mexicanas, argentinas y brasileñas que desean invertir en el lugar, la falta de una infraestructura portuaria echa por tierra el interés de estas.

El resurgimiento de la economía baruense depende en gran medida de que esta infraestructura se desarrolle.  De no solucionarse esto en el mediano plazo, las cifras de desempleo se podrían incrementar.

Este es un tema que preocupa a las autoridades locales y a la comunidad.

Bananeras de Puerto Armuelles agosto 24, 2008

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BANANERAS EN PUERTO ARMUELLES

Para mucha gente que no conoce Puerto Armuelles, siempre la visualizan igual o semejante a Changuinola en Bocas del Toro, que es un poblado inserto en medio de las plantaciones de banano, sin embargo, las bananeras de la Chiriquí Land Company (Chirilanco o CLC) subsidiaria de la United Fruit Company, estuvieron localizados hacia el noreste de la ciudad de Puerto Armuelles a una distancia no menor de 7.5 km.  El banano era cultivado y empacado en las fincas y transportado por vías férreas hacia el muelle fiscal de Puerto Armuelles cada día en horas de la noche, luego de la jornada diurna y vespertina de preparación del producto en las empacadoras de cada finca bananera en producción.

Ver foto satelital de ubicación de algunas de las fincas bananeras al NE de Puerto ArmuellesLas fincas bananeras estuvieron localizadas en el distrito de Barú, corregimiento de Puerto Armuelles. Todas las fincas bananeras de la Chiriqui Land Company tenian nombres de árboles conocidos en la región.

Las fincas bananeras de la División Bananerfa del Pacífico de Panamá estuvieron localizadas en el distrito de Barú, corregimiento de Puerto Armuelles. Todas las fincas bananeras de la Chiriqui Land Company tenían nombres de árboles conocidos en la región. Fuente: http://www.andresz.com/Mapas/046%20PUERTO%20ARMUELLES.jpg

Lo más interesante de las fincas bananeras de Puerto Armuelles, además de su producción de bananos era su nombre.  Cada finca fue denominada con el nombre común de una especie de árbol de la región. Así tenemos los nombres de algunas de las fincas que existieron: Finca Corredor, Finca Caoba, Finca Almendro, Finca Sigua, Finca Quira, Finca Berbá, Finca Jobito, Finca Jocote, Finca Manaca, Finca Corotú, Finca Lima, Finca Jagua, Finca Pino, Finca Majagua.  Estas fincas están unidas físicamente a la producción bananera de la zona sur de Costa Rica inmediata con nombres de fincas tales como: Finca Cocos, Finca Laurel, Finca Caimito, Finca Tamarindo, Finca Palma, Finca Cañazas entre otras.  Todas estas fincas tanto del lado panameño como las del lado costarricense eran explotadas por la misma compañía conocida localmente como «Mamita Yunai» (que significaba la Madre United Fruit Company).

Vista de un plantación de bananos en Finca Blanco, División bananera del Pacifico en Panamá

Vista de un plantación de bananos en Finca Blanco, División Bananera del Pacífico en Panamá. Fuente: http://www.panoramio.com/photo/315170

A continuación un magnífico artículo de periodista chiricana Flor Bocharel publicado en La Prensa el 27 julio de 2003, que nos habla de la historia de las bananeras en Puerto Armuelles:

Adiós a la ‘Banana Republic’

Luego de ocho décadas de presencia estadounidense en la producción de banano, los obreros piden un cambio de actitud

Flor Bocharel N.
Especial para La Prensa
negocios@prensa.com

Fotos cortesía Chiriqui Land Co.
La bananera en sus inicios

PUERTO ARMUELLES, Chiriquí. -El 30 de junio de este año, tras ocho décadas de influencia extranjera en la producción de banano, la actividad pasó a manos de los productores del distrito de Barú.

Durante esas ocho décadas, costumbres y hasta vocablos extranjeros se arraigaron en la idiosincrasia de los baruenses y de los habitantes de la provincia de Chiriquí en general.

La producción del «oro verde», como se le llamó por muchos años al banano, nació en el distrito de Barú cuando aún esa región no tenía esa categoría, pues era una comunidad del distrito de Alanje conocida como «Rabo de Puerco».

En su libro Historia Humana y Económica de Puerto Armuelles, Miguel Miralles González destaca que la empresa Chiriquí Land Company (CLC), subsidiaria de la norteamericana United Fruit Company, se estableció en las llanuras de la costa del Pacífico limítrofe con Costa Rica desde 1927, al adquirir 17 mil acres de terreno del estadounidense C. W. Muller, y concertó contratos con la Nación para el uso del ferrocarril y la construcción de ramales.

Las tierras adquiridas por Muller pertenecieron a una empresa azucarera que se estableció en el área entre 1916 a 1928.

El primer embarque de banano se hizo a través de un muelle de cemento arrendado por el gobierno a la empresa frutera, que consistió en 750 racimos de banano despachados al puerto de San Francisco, en Estados Unidos, a bordo del vapor San José.

Las primeras fincas bananeras fueron Progreso, Las Huacas, La Esperanza Butch, La Colcha, Cedro, Los Olivos, Malagueto, Aguacatón, Aguacate, Guácimo, Berbá, Manaca, Guayacán, La Ceiba, Corredor, Sigua, Cocos, Corozo, Bongo, Bogamaní, Higuerón, Javillo, Zapatero y Burica; el primer gerente fue Henry Sterling Blair.

La actividad económica de Puerto Armuelles giró en torno a la producción bananera, pues la empresa estadounidense hizo grandes inversiones sociales en el área; de ahí viene el mote de «Banana Republic».

Influencias y aportes

La mayoría de las viviendas del distrito de Barú guardan la forma arquitectónica distintiva de la empresa extranjera: edificios de madera de dos altos, mallas contra insectos, techo de dos aguas y amplios balcones.

Perdura un club de golf, deporte considerado para privilegiados, donde muchos porteños aprendieron a jugar. La Escuela de Las Palmas, donde los hijos de los capataces, gerentes y empleados de jerarquía fueron educados.

Miralles en su libro destaca que el 15 de julio de 1927 el presidente de Panamá, Rodolfo Chiari, y Henry Sterling Blair firmaron el contrato número 13 entre la Nación y la CLC, donde se le otorgaba a la empresa el derecho de construir ramales para la explotación agrícola de banano, uniendo así los poblados de Puerto Armuelles, Progreso y David.

Se establece la construcción de acueductos, hospitales, dispensarios, radio, teléfono, telegrafía, canales de riego y muro de contención.

Miralles señala que el primer automóvil en Barú, fue un Ford de 1928, propiedad del gerente de la bananera. Las calles eran de arena. Igualmente, la empresa frutera trajo los primeros aviones en ese año: unas avionetas de dos alas que aterrizaban en la desaparecida pista de Cuervo, ubicada entre dos filas de árboles de teca.

La empresa también aportó el primer carro bomba del área. En 1930, donó un Ford modelo T, equipado con un tanque con capacidad para 60 galones de agua y una manguera de 100 pies de largo.

La empresa frutera construyó el primer hospital de Barú, donde no sólo se atendían pacientes de la compañía, sino de la comunidad en general.

En cuanto a los productos extranjeros, estos se transportaban en los barcos de la compañía para hacer peso y poder navegar hasta Puerto Armuelles a buscar banano. Por ello, los porteños podían adquirir pantalones caqui y sombreros «Stetson» a precios irrisorios.

El whisky White Label costaba 2.50 dólares la botella; la cerveza Milwaukee, 0.15 centésimos cada una, y los zapatos Flor-shein, 13 dólares el par. La caja familiar de «corn flakes» de Kellogs la obtenían a 0.25 centésimos.

Carlos Franceschi Bonilla es hoy administrador de la finca bananera independiente de Divalá Los Angeles; es hijo de Carlos Franceschi Trujillo, perito agrónomo que fungió como asistente del superintendente de finca de la CLC.

Franceschi recuerda que en la década del 50, la fruta se exportaba en tren hacia el muelle, ubicado en la ciudad de Puerto Armuelles. En esa época, los obreros ya se habían organizado en un sindicato, pero la empresa controlaba la situación por su influencia dentro de la sociedad.

Entre los privilegios que tenían los hijos de los mandadores, administrativos, gerentes y superintendentes estaba el pago de la Escuela en Las Palmas, destaca Franceschi. El mismo recibió clases en ese centro educativo de formación bilingüe con profesores traídos desde Estados Unidos. Recuerda que los salones estaban bien equipados con acondicionadores de aire para soportar las altas temperaturas de esa ciudad costeña.

La actividad económica de Puerto Armuelles giró en torno a la producción bananera, pues la empresa estadounidense hizo grandes inversiones sociales en el área.

«La rutina estudiantil comenzaba bien temprano, a las 5:00 a.m., ya que muchos alumnos tenían que trasladarse desde las fincas bananeras y debían abordar dos transportes hasta Puerto Armuelles», recuerda.

Luego de seis años de estudio, muchos de esos niños, continuaban su formación académica en Estados Unidos. Viajaban a ese país a bordo de los barcos que conformaban la flota blanca de la CLC.

Franceschi asegura que en esa época se vivían tiempos de bonanza; la pequeña ciudad de Armuelles se veía pujante, próspera, y era el lugar ideal para vivir una juventud agradable.

En cuanto al trabajo que realizaba su padre, señala que desde las 4:00 a.m., don Carlos iniciaba los preparativos para administrar mil hectáreas de banano en Finca Corredor.

El recorrido diario lo hacía a bordo de un Jeep CJ 5, vehículo que la empresa ponía a orden de los mandadores y capataces. El trabajo debía realizarse sincronizadamente entre el cultivo y la comercialización, a fin de evitar pérdidas porque el producto es perecedero.

Franceschi señala que los tiempos «buenos» fueron mermando por las constantes huelgas. Adicionalmente, la empresa ya no aportaba de buena gana privilegios y beneficios a los empleados.

Una imagen que no podrá borrar de su mente fue la primera huelga, registrada en 1960, en la que miles de trabajadores bananeros marchaban gritando consignas.

Los familiares de los administrativos se mantuvieron encerrados en el hotel de Finca Corredor.

La radio sindicalista

El Sindicato de Trabajadores de la Chiriqui Land Company (SITRACHILCO) nació el 13 de noviembre de 1960, pero antes de esta agrupación obrera, hubo algunos amagos de sindicalismo.

Bananera exporta con nuevos clientes marzo 4, 2008

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Chiriquí. Realizan primeras exportaciones a Italia

Cooperativa bananera se prepara para ser una empresa rentable

COOSEMUPAR alcanzó una de las metas trazadas. Vendió cerca de 32 mil cajas de banano a la comercializadora extranjera CEDIT.

Marcelino Rosario

PA-DIGITAL
Ventajas. La industria bananera entró en otra etapa.

La Cooperativa de Servicios Múltiples de Puerto Armuelles (COOSEMUPAR) se prepara para ser una empresa económicamente rentable sin la presencia de la comercializadora Chiquita Brand.

Como parte de los logros que ha alcanzado, el pasado fin de semana exportó las primeras 32 mil cajas de banano bajo la marca «Banana Estrella».

Los trabajadores hicieron valer su palabra y con esmero empacaron la producción para la nueva comercializadora Centro de Distribuciones Toscana (CEDIT), ubicada en Florencia Italia.

«Bajo las nuevas condiciones de comercialización, esta empresa cooperativa dentro de muy poco tiempo puede encaminarse a buscar su punto de equilibrio y seguir operando como una empresa sólida», indicó Hirisnel Sucre, gerente interventor.

Alegó que la empresa CEDIT se siente satisfecha con la calidad del banano Premium.

La producción de COOSEMUPAR de los próximos 16 meses la ganó provisionalmente la empresa Internacional Shipping Bussiones Group. No obstante, no se llegó a acuerdos finales y, como CEDIT fue el segundo mejor postor, se le adjudicó los 5.2 millones de cajas de banano, tal y como lo establece las reglas de la bolsa agropecuaria.

Aumento.
Ahora la producción de COOSEMUPAR es mayor, sólo se deja de utilizar el 2% del racimo que ya no es aprovechable para la exportación, a diferencia del 30% que se perdía cuando Chiquita Brand compraba la fruta.

En el año 2007, un racimo de banano sólo llenaba el 0.83% de una caja; sin embargo, ahora que se le vende a la nueva comercializadora extranjera, se obtiene un mayor rendimiento de la fruta que alcanza el 1.14%.

Es decir, que por cada racimo de banano se llena una caja y queda un 14% para comenzar a llenar la próxima.

Sucre confirmó que ahora salen más cajas por hectáreas y se estima que puedan alcanzar en todo el 2008 un aumento de 2,500 cajas. El año pasado sólo obtuvieron 1,900 por hectárea.

Beneficios.
La ventaja para COOSEMUPAR es que la nueva comercializadora no tiene estándares de calidad tan exigentes como Chiquita.

Salustiano De Gracia, secretario general del Sindicato de Trabajadores, dijo que los obreros tienen que poner su esfuerzo para cumplir con los compromisos pactados.

¿Qué es Charco Azul? marzo 2, 2008

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¿Qué es Charco Azul?

La Bahía de Charco Azul es una entrante marina localizada al extremo oeste de Panamá, justo al este de la Península de Burica, forma parte del Golfo de Chiriquí. Está localizado en la base de la Península de Burica en el Distrito de Barú, Corregimiento de Puerto Armuelles.

El nombre «Charco Azul» proviene de la abrupta profundidad de esta entrante, en donde la plataforma continental es estrechísima en este punto. Tan sólo adentrando unos cuantos metros al océano se puede alcanzar una profundidad inferior a los 200 m[1] . Toda la región de Burica es una zona de fosas, asi tenemos además la misma costa de la ciudad de Puerto Armuelles que es profunda a muy corta distancia. También existen las fosas marinas de Charco de Balsa y el Charco Limones ubicados a medio camino hacia la Punta Burica. En Charco Balsa en décadas pasadas arribaban ballenas jorobadas con crías.

Esta peculiaridad ha traído consigo el uso de esta zona de desembarcadero de grandes barcos petroleros, como punto terminal de un oleoducto que recorre el Istmo de Panamá.

Este esta fosa marina a orillas de la costa está el conjunto de muelles petroleros denominados Charco Azul.

Puerto de Charco Azul

El terminal petrolero de Charco Azul esta diseñado para manejar crudo y otros derivados del petróleo, los cuales transporta a través de Panama por tuberías a través de la costa del Pacifico.

Esta ubicado en el distrito de Baru, Puerto Armuelles, Provincia de Chiriqui, a 8°, 12′ y 31 segundos de latitud Norte, y 82°, 52′ y 25 segundos de longitud oeste.

Esta integrado por dos muelles de carga y descarga de crudo, que puede permitir el atraque de tanqueros de 28,000 a 265,000 toneladas de capacidad, los cuales pueden ser descargados a una rata de aproximadamente 100,000 b.p.h., a través de 4 acoplamientos de 16 pulgadas cada uno.

La rata promedio de descarga del crudo es de aproximadamente 40,000 b.p.h., la cual se logra con bombas centrifugas localizadas cerca del area de tanques. Las ratas mayores o menores se pueden lograr si se solicitan. La eslora mayor de los barcos recomendada es de 1,100 pies y el calado de 80 pies.

Los productos son recibidos y almacenados en 3 tanques de 2.5 millones de barriles. Pueden ser transportados a otros barcos o bombeados a través del istmo vías, tuberías similares a los de Chiriqui Grande.

Otros tanques complementarios permiten recibir y almacenar varios productos refinados.

La capacidad total de almacenaje de productos de petróleo es de 400,000 barriles. Los productos pueden ser almacenados en tanques flotantes o fijos sin sistemas de aislamiento o calentamiento.

El muelle No.2 se atienden los barcos de 25,000 a 200,000 toneladas y con un máximo de 70 pies de calado. Tiene tres brazos de descarga con adaptadores de 16, 14 o 12 pulgadas, los cuales se conectan a los barcos. Las barcazas son atendidas en el lado Sur del muelle, donde se emplean mangueras de 10, 8 o 4 pulgadas para descargarla.

El terminal puede recibir [[ fuel oíl]] residual, combustible marino, diesel liviano. La mezcla de estos grados básicos se realizan mediante un sistema de tuberías internas de los tanques para lograr la viscosidad requerida por el equipo de bombeo.

Las ratas de descargue pueden variar entre 7,000 y 25,000 b.h.p. dependiendo de las bombas de los barcos y de las lineas que se emplean, y de 2,000 a 10,000 b.h.p. de carga dependiendo del producto y la línea empleada.

El servicio de pilotaje se ofrece 24 horas al día, de acuerdo con las normas establecidas por la Empresa. Las barcazas pueden alquilarse con 72 horas de anticipación.

También se ofrece servicio portuario completo, tales como boyas, mangueras, lanchas, barcazas, agentes navieros, compañías de inspección, etc.

Ademas se cuenta con equipo adecuado para combatir incendios en los muelles, tanques y otras áreas sensitivas. Los recursos fundamentales son agua e inyección de espuma.

También se cuenta con un buen sistema anticontaminante, el cual incluye dos barcos para limpiar derrames, 7,000 pies de muros de contención y equipo misceláneo. Si se necesita algún equipo adicional este se solicita a la compañía [[US Clean Caribbean Corporation]], una entidad especializada de la cual PTP es miembro activo.

PTP genera su propia energía para operar el terminal y su personal, entrenado en Panama y en otros países, tiene mas de 16 años de experiencia en el negocio del petróleo. Esta empresa continuara dejando su legado en el area y explotando su creciente potencial.

Ubicación

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El oro verde y la United Fruit Company en Panamá marzo 2, 2008

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El oro verde

Después de más de 70 años de operación en Puerto Armuelles, Chiquita Brands deja el negocio de la producción de fruta y vende sus activos a los trabajadores

Ana Teresa Benjamín
abenjami@prensa.com

Finca Las Delicias, 1921

Michael Theodore Snyder se casó en 1890 con Seveline Elizabeth Matthews, y vivían en una casa de madera de dos pisos en la ciudad de Bocas del Toro, cuando Bocas todavía estaba inundada de mar y enfermedades.

La ciudad se había expandido sobre un manglar pantanoso y malsano, donde los edificios se conectaban por pasadizos angostos sobre el agua. El terreno incentivaba la malaria y la fiebre amarilla, entre otras enfermedades.

Tal vez no era el mejor sitio para vivir, pero sí para hacer negocio. Snyder había fundado, junto con sus hermanos Charles Louis y Joseph Alfred, la Snyder Brothers Banana Company, que tuvo sus sembradíos de banano a lo largo de la Laguna de Chiriquí, en Cricamola, Chiriquí Grande, Robalo, Uyama, Caucho y Monkey Cay.

Muy pronto dejarían de estar solos. Los Snyder decidieron unirse a Minor C. Keith, que ya tenía un imperio bananero en Costa Rica, para continuar la producción y venta de la fruta. Bocas creció a la par del negocio bananero y otros grupos económicos comenzaron a interesarse en la actividad. Uno de ellos fue la United Fruit Company (UFC).

La UFC se formó en 1899 de la fusión de la Boston Fruit Company y las compañías de Minor C. Keith. Ese mismo año, la UFC también compró la compañía de los hermanos Snyder. Fue así como empezó la actividad de la transnacional estadounidense en Panamá.

 

Decadencia en Bocas, auge en el Pacífico

Entre 1930 y 1940, la producción de banano en la provincia de Bocas del Toro llega a sus niveles más bajos debido a la aparición de la sigatoka. El personal clave y de alta jerarquía administrativa fue trasladado desde Bocas hacia las nuevas divisiones de la empresa ubicadas en el lado Pacífico panameño. Otra parte se fue a Golfito, en Costa Rica.

Uno de los primeros pobladores de la región baruense fue Eliseo Serna, quien se estableció allí cuando el territorio aún era selvático, por el año 1910. Serna había trabajado con Snyder en Bocas del Toro y viajó hacia el Pacífico cuando se enteró de que la United Fruit Company estaba gestionando con el gobierno panameño su traslado a Chiriquí.

En 1914 se hizo el primer intento de colonización masiva en el lado del Pacífico panameño, cuando la compañía azucarera estadounidense Panama Sugar Company estableció en Progreso sus oficinas principales. Luego, esta empresa se declararía en quiebra y sus propiedades fueron embargadas por el Banco de Chiriquí y Charles Wilson, quienes las vendieron a la UFC.

En 1924, un contrato del gobierno con la compañía norteamericana G.G. Way para la construcción de un ferrocarril entre Rabo de Puerco y Concepción, trajo como consecuencia inmediata el establecimiento de la industria bananera en el Pacífico.

Ya para 1926 una comisión de agrónomos y científicos de la UFC arribaba a la zona baruense para encontrar tierras aptas para el cultivo de banano.

En 1927, cuando la recién formada Chiriqui Land Company (Chirilanco) estaba ya por Chiriquí, Serna tenía grandes plantaciones de banano y se las vendió a la transnacional. En 1927 la empresa firma su primer contrato de concesión con el Estado, con el cual se le da derecho de construir y poner en servicio una o más vías férreas del ferrocarril nacional que une a Puerto Armuelles y Progreso, además de utilizar ilimitadamente los recursos naturales, construcción de represas y acueductos, plantas eléctricas, fábricas, hospitales, escuelas, viviendas… La Chirilanco construyó toda la infraestructura que necesitaba en el Pacífico, tal como lo había hecho en el Atlántico.

En 1935 comenzó la construcción de proyectos de vivienda, con una clara diferencia para los jefes norteamericanos, los supervisores y los trabajadores. Es así que se creó una «zona americana», un «spanish town» y un «servant city».

El primer embarque de fruta se hizo el 22 de enero de 1929 hacia San Francisco y constó de 750 racimos de banano. A medida que crecían las exportaciones y aumentaba la población en Puerto Armuelles, en las áreas de las fincas se levantaban barracas y se nombraba a las fincas con nombres de árboles del lugar, como Níspero, Palo Blanco, Baco, Balsa y Guayacán, entre otros.

La actividad disminuyó durante los años de la II Guerra Mundial, ya que dejó de plantarse banano para cultivar cáñamo de Manila, una planta biológicamente similar al banano, pero que se utilizaba para producir fibras para sogas.

 

Cambio de dueño

Oficina de la United Fruit Company en la isla de Bocas del Toro, a principios del siglo XX, al fondo, al centro.

Más de 70 años después de esos primeros viajes exploratorios a Chiriquí y del establecimiento de la empresa en el Pacífico panameño, la transnacional, hoy Chiquita Brands Company, decide vender sus activos de la subsidiaria Puerto Armuelles Fruit Company (PAFCO). Llevaba 100 millones de dólares en pérdidas acumuladas en los últimos cinco años, y Chiquita no estaba dispuesta a seguir subsidiando la operación.

La operación no fue fácil. Pasaron varios meses antes de que PAFCO y los sindicalistas agrupados en SITRACHILCO lograran ponerse de acuerdo sobre los términos de la venta, no sin el papel decisivo del gobierno, que a mediados de junio dio luz verde al contrato entre el Estado, PAFCO y SITRACHILCO, suscrito preliminarmente en abril de 2003.

En la práctica, el contrato significa que los mismos trabajadores que durante años mantuvieron tensas relaciones con la empresa, son los dueños hoy de las tres mil hectáreas que PAFCO arrendaba al Estado por 700 mil dólares anuales en Puerto Armuelles.

La transacción tuvo un precio de 20 millones de dólares con un contrato de compra exclusivo de la fruta con Chiquita por un período de 10 años. En la operación fueron liquidados 2 mil 800 trabajadores, aunque se prevé que muchos de ellos comenzarán a trabajar en COOPSEMUPAR, la cooperativa de trabajadores de la SITRACHILCO que negoció con PAFCO.

Chiquita, por su parte, aún opera las poco más de cinco mil hectáreas en donde cultiva banano en la provincia de Bocas del Toro.

Publicado originalmente en La Prensa el 27 de julio de 2003.

La Guerra de Coto, Panamá-Costa Rica de 1921 marzo 1, 2008

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La Guerra de Coto, Panamá -Costa Rica de 1921

La Guerra de Coto fue un conflicto bélico surgido entre Panamá y Costa Rica que ocurrió entre el 20 de febrero de 1921 hasta inicios de marzo de ese año; cuando una fuerza expedicionaria dirigida por el coronel Héctor Zúñiga Mora, ocupó en nombre de Costa Rica la localidad de Pueblo Nuevo de Coto, un caserío en las márgenes del río del mismo nombre que pertenecía al distrito de Alanje, en la provincia panameña de Chiriquí; la invasión se justificó por el hecho de que no se tenía una frontera definida entre Costa Rica y Panamá. Esta ha sido por ahora, la única guerra que ha tenido Panamá como nación independiente.

Esta invasión encendió el nacionalismo tanto en Costa Rica como en Panamá. En la capital San José y en el resto de Costa Rica se organizaron voluntarios y fuerzas regulares para defenderse de los panameños. En Panamá, en especial la provincia de Chiriquí, se organizó de la misma manera para defender el acto de invasión.

A pesar que Panamá ganó la guerra en el aspecto bélico, tuvo que ceder ese territorio por presión de los Estados Unidos, bajo el Fallo White a pesar que toda la población que vivía en esa área, cerca de mil habitantes, era en su totalidad panameña.

Guerra de Coto
Fecha 20 de febrero de 1921–
5 de marzo de 1921
Lugar Pueblo Nuevo de Coto y oeste de Bocas del Toro
Resultado armisticio; pérdida de Pueblo Nuevo de Coto y oeste de la cuenca del Sixaola por parte de los panameños
Beligerantes
Costa Rica Panamá
Comandantes
Julio Acosta García Manuel Quintero Villareal
Fuerzas en combate
~70
(en Coto)
Bajas
48 0

Antecedentes

La frontera entre Panamá y Costa Rica no estuvo bien delimitada desde la época colonial. En 1573, Felipe II de España suscribió un contrato con el capitán Diego de Artiesa y Chirinos. En este contrato estableció que el límite con Costa Rica al sur se extendía, «todo lo que corre la tierra al ducado de Veraguas (oeste de Panamá)», sin embargo los límites del ducado de Veraguas nunca fueron definidos con claridad en esa época y con el paso del tiempo dicho territorio cambiaba de extensión. En ocasiones se refería al cabo Gracias a Dios entre Honduras y Nicaragua como límite entre Norteamérica y Sudamérica; en otras el límite se ubicaba sobre la actual provincia de Veraguas.

En 1821 el istmo de Panamá se libera del yugo español y había decidido unirse a la Gran Colombia. En 1836 se produjo la llamada «Usurpación Colombiana», en que este país se adueñó del territorio que actualmente es la provincia de Bocas del Toro, que pertenecía a Costa Rica y que no pudo hacer nada al respecto. En 1856, 1865 y 1873 se realizaron tratados limítrofes, pero no fueron ratificados por ambos gobiernos. En 1880, Colombia se apoderó de Cocales de Burica, por tal motivo, el 25 de diciembre de 1880, los representantes de Costa Rica y de Colombia, decidieron someter el arbitraje de esta demarcación limítrofe al Rey Alfonso XII de España, pero este tratado fue desconocido por Colombia.

En 1896, en Bogotá, se firmó una nueva convención, la cual sería arbitrada por el entonces presidente de Francia, Emile Loubet. El 11 de septiembre de 1900 se emitió el Fallo Loubet, pero no fue aceptado por Costa Rica, ya que perjudicaba a este país y otorgaba a Colombia más territorio disputado, en especial la cuenca del río Sixaola.

En 1905, luego de separarse Panamá del territorio colombiano, se intentó firmar un tratado con el nuevo gobierno panameño, pero no fue ratificado por éstos. En 1914 se hicieron nuevas negociaciones, donde el arbitraje fue realizado por el fiscal general de los Estados Unidos. Se conoció como el Fallo White, dictado el 12 de septiembre de 1914, donde el gobierno panameño se mostró descontento con la resolución, ya que dicho fallo beneficiaba a Costa Rica. Así el statu quo se mantuvo por muchos años hasta el inicio de la guerra.

Los combates [editar]
Descripción de la Guerra de Coto en 1921.

Descripción de la Guerra de Coto en 1921.

La guerra se libró en dos lugares. El primer lugar fue en Pueblo Nuevo de Coto y en los alrededores del río Coto en el sector del Pacífico. En esta área las fuerzas costarricenses sufrieron la derrota. El segundo escenario fue en el Atlántico, al oeste de la provincia de Bocas del Toro, aunque sin enfrentamientos, los costarricenses obtuvieron la victoria.

El 22 de febrero, las fuerzas panameñas bajo el mando del capitán Juan B. Grimaldo, del teniente Francisco Benítez y del subteniente Joaquín Amaya, junto con 50 ó 60 policías provenientes de David, partieron en tren hacia La Concepción, para luego continuar a La Pita, Divalá y Progreso, para viajar después a pie hacia Coto. Los chiricanos organizaron en David la Primera Compañía de Voluntarios de David, que partiría una vez el tren volviera de La Concepción; bajo el mando del coronel Laureano Gazca partió de La Concepción un contingente llamado «Los 13 voluntarios de Bugaba».

Dentro del país había un serio problema con obtener las armas para defenderse, por dos razones: la disolución del ejército panameño que comandaba el general Esteban Huertas en 1904, por temor a un golpe de Estado; y la exigencia de las autoridades estadounidenses de que se entregaran armas de largo alcance. Así se hizo en 1915, pero el presidente Belisario Porras conservó secretamente 50 fusiles en el edificio de la Presidencia con sus respectivas municiones; así con este arsenal y otras armas, el presidente Porras ordenó la movilización general para la guerra no declarada. El presidente nombró al general Manuel Quintero Villareal (veterano de la Guerra de los Mil Días) como jefe de las fuerzas policiales que irían a Chiriquí.

En la madrugada del 23 de febrero, 53 policías y cuatro oficiales partieron del Muelle Inglés en la ciudad de Panamá en el vapor Veraguas bajo el mando de Quintero y en compañía del gobernador de la provincia de Panamá, Rodolfo Estripeaut. Luego de 44 horas de travesía, el general Quintero y sus hombres llegaron a Rabo de Puerco (hoy Puerto Armuelles). Quintero estableció allí su centro de operaciones y ordenó la partida de los 53 policías en un tren de la Panama Sugar Company hacia Progreso para proseguir a pie hasta Coto. Dicha tropa estuvo al mando del subteniente Justiniano Mejías, con la orden de tomar Coto por todos los medios necesarios. Cada uno de los hombres iba armado con una carabina Springfield calibre 30 y dos fornituras de 60 tiros cada uno.

Después de atravesar a pie varios ríos, pantanos y otros obstáculos, los 53 oficiales y voluntarios se encontraron el 26 de febrero en el río Lagarto, con los policías que venían de David y a los 13 voluntarios de Bugaba, quienes estaban armados de machetes y dos escopetas. Todos quedaron bajo el mando de Mejías. Todos llegaron a Coto al amanecer del 27 de febrero.

Mientras los panameños se organizaban para cumplir sus órdenes, dos costarricenses que recorrían el lugar fueron capturados. Para mayor sorpresa uno de ellos resultó ser el coronel Zúniga Mora, jefe la expedición de Costa Rica, y el otro era el coronel Daniel González. Ambos aseguraron que estaban de cacería. Mejías exigió a Zúniga Mora la rendición del desatacamento; los expedicionarios costarricenses no tuvieron más remedio. Los panameños habían recobrado Coto sin combate, tenían a los ticos de prisioneros y se reforzaron con más fusiles y municiones.

Mejías temía la llegada de refuerzos costarricenses por el río Coto, por lo que ordenó que exploraran el lugar, ubicar a los centinelas y tomar posicines entre los bosques y manglares. En la tarde del 27 se acercaba la motonave La Sultana con tropas costarricenses que arengaban ánimos a su país y a su presidente Julio Acosta, confiados de que el destacamento de Zúñiga Mora los iba a recibir. Al toque de corneta los panameños abrieron fuego de fusiles y a los pocos minutos la motonave encalló y sus tripulantes se rindieron con el resultado de cinco muertos, nueve heridos y 54 prisioneros. Se dispuso que los heridos y prisioneros fueran llevados en La Sultana hacia Rabo de Puerco. Un grupo de chiricanos al mando del coronel Gazca, tuvo la misión de tomar la nave y partir en la mañana del 28 de febrero para navegar por el Golfo Dulce hasta llegar al destino.

En la mañana del 1 de marzo arribó el navío costarricense La Estrella ignorando lo ocurrido y tuvo un desenlace similar al de La Sultana. En la lucha hubo 27 muertos, numerosos heridos y gran cantidad de armas cayeron en manos panameñas, distribuyéndose entre la Primera Compañía de Voluntarios de David.

Al atardecer de ese día llegaba otro navío, La Esperanza con 56 soldados y voluntarios, también ignoraban que no los esperaban los hombres de Zúñiga Mora, el desconocimiento fue tal, que cuando llegaron, en la proa del navío se puso un fonógrafo tocando las notas del himno nacional de Costa Rica; esto comenzó un tiroteo matando al que puso el fonógrago. Daniel Herrera, quien comandaba el navío creyó que era una equivocación pero no fue así y siguió el tiroteo dejando como resultado 16 muertos, entre ellos el propio Herrera y numerosos heridos y 46 prisioneros.

El 2 de marzo los prisioneros costarricenses fueron llevados a Rabo de Puerco, algunos a David y otros a la isla de Taboga.

Muchos más panameños, provenientes de todo el país, llegaron a Rabo de Puerco para ir a pelear en Coto, pero ya la contienda había terminado.

En Bocas del Toro, la situación era completamente diferente. Con la ayuda del ferrocarril de la United Fruit Company, unos mil soldados costarricenses bien armados y dirigidos por oficiales veteranos ocuparon sin lucha Guabito, Almirante y Changuinola el 4 de marzo. Los panameños de esa área se quedaron esperando los refuerzos desde la capital con sus armas. Superados en número y en armamento no tuvieron más opción que replegarse.

Desenlace

Desde el 4 de marzo la guerra toma un giro inesperado. En la bahía de Charco Azul, en Chiriquí, apareció el acorazado Pennsylvania con órdenes de proteger a los ciudadanos e intereses estadounidenses en la zona. Igualmente apareció el crucero Sacramento en la costa atlántica el 5 de marzo. Estados Unidos exigió a ambos países el cese de hostlidades y el retiro de las fuerzas de beligerantes. Sin más opciones, los hombres de ambos mandos abandonaron sus posiciones.

En David los expedicionarios panameños fueron recibidos como héroes por la población y un homenaje similar recibieron en la capital el general Quintero y sus hombres del presidente Porras y de la ciudadanía.

Panamá fue obligada por Estados Unidos a aceptar el fallo White y a ceder la región de Coto a Costa Rica, los problemas limítrofes entre ambos países fueron superados definitivamente con la firma del tratado Arias-Calderón Guardia en 1941.
Fuente: Wikipedia (1 de marzo de 2008). La Guerra de Coto